miércoles, 16 de abril de 2008

EL ARTE DE TOMAR EL TÉ

Son las cinco y las mujeres se preparan, todo esta servido y todavía algo falta.
La preocupación ronda en cada cubre mesa, de pronto un estallido rompe el silencio.
Dirijo la mirada a la persona más cercana dentro de mi alma y digo “nada que me digas justificara estos nervios o frenara mi temor a la torpeza”. Entonces al pedir nada, nada recibo y las preguntas dentro mío comienzan… "¿Y si algo sale mal?", "¿Si esto no era lo mio?". Pero sin embargo siento ese aroma de nuevo, ese aroma que me dice que un bocado de mi torta vale más que mil palabras.
Un fracaso te debilita, una crítica te arruina, una mala mirada te destroza y probar no cuesta nada, que prueben otros cuesta más.
Las mujeres pagan millones por la última prenda de ropa de esa marca glamorosa, pasan los días corriendo de acá para allá, pierden horas haciéndose las uñas o ese peinado tan especial para su marido, que nunca se dio cuenta. Por supuesto que están esas madres nominadas al globo de oro, donde un minuto para ellas significa el mundo: se levantan, visten a su pequeño angelito, despiertan a los demás, con ese beso que tanto adoramos los hijos, desayunan; y cuando llega la noche y quieren recordar que hicieron, están dándole de comer a su familia.
Hoy te propongo que seas esa mujer que rompe con las reglas cotidianas, que te sientes un momento y tomes el té con tus amigas, con tu mamá, con tu abuela, con tu perro, o tan solo con esa persona que te haga disfrutar la vida; pero que lo hagas. Quizás no debas animarte a probar mi torta, talvez no tengas ese miedo que yo tengo de convidarte pero animáte a darte un tiempo. Ese es el privilegio que te mereces por ser madre, por ser amiga, por ser hija, por ser nada más y nada menos que una mujer.
Yo por mi parte quiero sacarte una sonrisa, esa misma que a veces nos cuesta tanto lograr, quiero hacerte ver que mas allá del té hay toda una vida escondida que tiene cada una para contar. El té es un momento entre miles de encuentros que necesitamos para frenar, descansar, escuchar y hablar de nuestras cosas.
Cuando comencé faltaba algo, ahora me doy cuenta que falta mucho…Pero el té por lo menos ya esta servido. Mi alma me mira dando la orden: “se pueden sentar”.

Publicado en revista Cuatro Barrios para María Charriere Cousine.

No hay comentarios: