miércoles, 21 de octubre de 2009

Como entender la molestia cotidiana

La molestia cotidiana son todas aquellas situaciones que vive el ser humano siendo éste victima del fastidio, disgusto, hostigo y daño causado por terceros o por uno mismo.
Existen cuatro lugares dónde se los puede molestar a los individuos: primero, en el hogar; segundo, en el trabajo; tercero, en los espacios/transportes públicos; y finalmente, en la vida.
Circunstancias en el hogar:
La aspiradora, la maquina de cortar el pasto, las obras, un domingo a la mañana luego de una noche larga.
Los mosquitos, cuando estás comiendo un asado, tomando sol o durmiendo.
Gritos de una madre, cuando no se hizo lo que había que hacer.
Las preguntas de los padres, al otro día de salir con amigas/os.
La famosa frase “Es tu deber”, cuando no te felicitan por hacer algo bien.
Favores como: limpiar la pileta, ir al supermercado, etc. cuando se envidia el ocio ajeno.
La orden “apaga la luz que no nos sobra el dinero”, cuando todavía ni siquiera abandonaste el sector donde estabas utilizando la luz.
Los pequeños ruidos que se escuchan cuando estás solo en casa: la heladera que se prende, los sonidos de la madera del piso, el lavarropas, etc.
El queso mantecoso convertido en plástico, cuando lo vas a buscar a la heladera y no lo guardaron bien.
La falta de un ingrediente, cuando ya comenzaste a cocinar la torta.
El miedo y los nervios, cuando te estás bañando y crees que hay alguien atrás de la cortina.
El extractor del baño, cuando alguien se equivoca lo prende y aparte lo deja prendido por el resto del día.
La falta de jabón, crema de enjuague o shampoo, cuando ya estas bajo la ducha.
La poderosa imaginación, cuando te despiertas en la mitad de la noche, ves la sombra de una persona y en realidad es un perchero.
Circunstancias en la vida:
El “yo te dije que…”, cuando ya lo hiciste.
El tono con que pronuncian tu nombre, cuando hiciste algo mal.
La mirada de arriba a abajo, cuando te miran la indumentaria y no expresan opinión.
El no te miro no te escucho, cuando le estás hablando a alguien y no mira a los ojos.
El hablar, cuando nadie te presta atención
La ausencia de hamburguesas, cuando vas a MC Donalds a las 6 de la mañana y te ofrecen un tostado.
El robo disimulado, cuando ya habías visto en la bandeja del mozo el bocado que te ibas a comer y lo agarra el otro.
La poca comprensión del hombre, cuando a una mujer le viene el período.
El poco respeto de la mujer, cuando los hombres quieren ver un partido de fútbol.
La luz de la nafta encendida, cuando te subís al auto y te das cuenta que otra vez te dejó tu familia o tu marido, lidiando con la extensa fila de la estación de servicio.
Circunstancias en el trabajo:
Los pacifistas, cuando estás estresado.
Los estresados, cuando estresan al otro.
La culpa, cuando no la tuviste.
La indiferencia, con respecto a una propuesta.
La soberbia, cuando se esta en una mejor posición que otro.
El equipo, cuando no funciona.
La competencia, cuando te consideran parte de ésta.
La falta de ortografía, cuando ya enviaste el mail.
Circunstancias en los espacios/transportes públicos:
Los ventajeros, cuando te quitan el lugar donde habías planeado estacionar el auto.
Los perezosos, cuando en el colectivo no ceden lugar a aquellas personas adultas o embarazadas.
El que se saca los mocos, cuando el semáforo está en rojo.
El que fuma, cuando estás comiendo.
Los paseadores de perros, cuando dejan las necesidades del perro en la calle.
Todas estas circunstancias hacen el día a día de una persona. Se pueden enfrentar a través de dos caminos: uno, quejarse de manera crónica; o dos, aprender de todas aquellas cosas que molestan para luego no hacerlas. Si elegís el camino numero uno, estarás peleando por cambiar a los demás; si elegís el camino numero dos, estarás cambiándote a ti misma/o para mejor.

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