martes, 22 de septiembre de 2009

La necesidad de hablar

Chaplin decía: “Es mejor permanecer en silencio y parecer un tonto que abrir la boca y despejar toda duda”.
Respeto el silencio, entiendo a la gente que prefiere no opinar o subjectar pero no comparto sus ideales.
El escuchar y aprender son deberes impuestos desde un principio por la numerología de Dios al darnos dos oídos y una boca. Pero al haber entendido esto el diálogo luego viene a ser nuestra herramienta de diferenciación y expresión ante el resto.
La gente, por temor, prefiere callarse antes de caer en las Islas Bermudas; y el miedo es sólo una actitud cobarde que este mundo no se puede permitir.
Si nosotros no levantamos la voz por lo que creemos justo, nuestros principios nunca se transmitirán a nadie.
Todos nos consideramos lo mismo: una persona indiferente, inútil e incompetente como para lograr un cambio. Pero aunque no lo creamos posible todos tenemos algo para aportarle a nuestro país: Argentina.
Los argentinos somos personas brillantes, persistentes, inteligentes y resistentes. Pasamos por mucho: la represión del 76, el sufrimiento de los diferentes gobiernos (uno más denigrante que el otro), la recesión, la inseguridad, la pobreza, la falta de trabajo, y la infinidad de crisis tanto económicas como sociales. A pesar de todos estos golpes seguimos de pié, algo se debería rescatar de nosotros mismos como ciudadanos.
Voy creciendo, escuchando a mis padres, a los profesores, a mis amigos, a profesionales, a los distintos partidos y nunca nadie cambia la percepción que se tiene de Argentina. Vivimos aterrados esperando un cambio, que sólo nosotros podemos construir. Se que el pensamiento resulta un poco exitista, pero peor es depender de los resultados.
No hay que ser conformista y adaptarse a la mediocridad que nos ofrecen porque hay un camino mucho menos llano que éste. Intentemos dejar nuestros intereses personales de lado, y empecemos a votar en torno a los orígenes de la problemática. Presentemos cuestiones como la falta de educación o situaciones que NO pueden estar sucediendo como la gente muriéndose de hambre en el interior del país.
Estamos revolucionados por el asunto de la ANSES, Ley de Medios, etc. y el gobierno sigue invirtiendo nuestro dinero en convencer a la oposición; cuando debería estar en los proyectos culturales, universidades, escuelas, hospitales y fundaciones sin fines de lucro. ¿Acaso nos estaremos volviendo unos pretenciosos individualistas, por lo cual proyectamos un futuro de retrógrados?
Demos esperanzas a este pueblo, demostremos un poco de humanismo y contagiemos una sincera prosperidad.

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