lunes, 15 de septiembre de 2008

Una simple observación

La comida es la fuente esencial que requiere todo organismo para subsistir; a veces este concepto no deja observar sus demás cualidades. Solo algunas personas logran entender el profundo significado de un plato brillante. La gente pide menues, ordena presupuestos, exige horarios y referencias pero nadie realmente saborea la diferencia de una buena cena o servicio.
Hay quienes esperan en su mesa una ensalada, la cual no saben si la quieren, con nuez, queso rayado, crouton o boconccinos. Los ingredientes son los que conforman la esencia de ese plato distintivo que uno desea probar; así como los jóvenes vamos llenándonos de virtudes y defectos para luego formarnos definitivamente como adultos.
La tarea de un chef no es tan simple como a veces se pretende que sea; en su profesión pone sus manos en el fuego solo para que unos cuántos se queden contentos. Un mal detalle, un gusto feo, o un saborizante en demasía y se enfurece tanto como el que lo sostiene para comerlo.
Están los gordos y los flacos, las mujeres y los hombres, los estómagos pequeños medianos y gigantes; y finalmente los que les gusta disfrutar la comida de verdad.
Existen modelos de clientes para todo: los que les gusta lo dulce, o por el contrario lo salado; y están los que encuentran el encanto de las dos cosas.
Nadie tiene el secreto acerca de este placer pero por lo menos podemos tratar de descubrírlo.
Publicada para la revista Cuatro Barrios.

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